jueves, 25 de agosto de 2011

EL MERCÁU DE LOS JUEVES EN COLUNGA

El "mercáu" semanal de los jueves en Colunga, ha ido perdiendo su singularidad, igual que el resto de los mercados semanales que se celebran en Asturias. Los productos de las economías mixtas de la agricultura, de subsistencia o a tiempo parcial, así como las de la pesca y demás, han ido dando paso a la oferta de telas y ropa económica, que por lo general están en manos de etnia gitana o de inmigrantes, básicamente.


Al lado de estos productos, siempre se comercializó en Colunga la venta de semillas, herramientas, cestería, calzados..., y como no, la venta de gafas, o anteojos, sí, aquellas que se compraban previa lectura o mirada a una hoja amarillenta de periódico que servía como medio para "graduar" la vista. En el momento en que el comprador veía claro decía "con éstes veo bien" y a partir de ahí eses gafes iban a ser, en muchos casos, las de familia, pues iban a ser usadas, tanto por el padre como por la madre, para leer, cabruñar la guadaña, enhebrar la agulla y coser, repasar calcetos o medies, ... Eran estos puestos para los más pequeños, la atracción del mercáu, pues nos reíamos de los que no veían claro que, generalmente, es que no sabían leer o leían mal. El último conocido de los de "antes", era Aquilino, que venía a Colunga desde Sama y que tenía un programa semanal de mercados. A recordar un paisano vieyu que no veía ninguna hoja clara y el bueno de Aquilino le dijo "lleva estes y calla, no hables más, que la xente va dase cuenta de que non sabes leer". Curiosamente, ésta imagen presenciada hace más de treinta años, se suele ver  actualmente con frecuencia en gasolineras, tiendas, kioscos... y otros comercios prestigiosos, pero a diferencia de les gafes de la plaza, en pleno siglo XXI, con la única diferencia de que ahora, son más estrechas y plegables y no te dan periódico para leer, pues te dan una cartulina muy guapa con letras de diversos tamaños con la que tú decides si ves bien. El mismo sistema pero con partitura moderna.

Este mercáu se comenzó a celebrar en los alrededores del Ayuntamiento y  posteriormente, en La Plaza, donde a mediados del siglo XX se construyó la Plaza Cubierta que hoy tenemos. Actualmente, en la plaza se comercializan los productos agrícolas y pesca y, en el exterior y  alrededores, los puestos de venta ambulante. 

Colunga también tuvo semanalmente mercado de ganado y de cerdos, que se celebraban en dos plazas diferentes, en las conocidas en aquella época como la del mercáu del ganáu y la del mercáu de los gochos, hoy muy remodeladas.


Los jueves de antes, eran una gran fiesta en Colunga que duraba desde primeras horas de la mañana, cuando desde todos los pueblos de los alrededores llegaban los autocares de Amador y Salustio,  hasta bien entrada la tarde en que regresaban de nuevo a los lugares de origen. Era el jueves el día que marcaba la semana, el día de reunión y encuentros de familiares y amigos, el día de fiesta y hasta de descanso. No faltaban los cafés y los dulces en las confiterías de Magovi y las Portalinas, ni el "revoltijo" pá los guajes en La Muyerina y La Rubia, ni los vinos y la sidra en todos los chigres y bares de Colunga, donde las tertulias mañaneras daban colorido y las partidas, como no, las famosas partidas de bolos y de cartas con gran ambiente siempre a su alrededor. A la hora de la comida, era costumbre acudir a casa de los parientes el que los tenía viviendo en Colunga. El que no gozaba de ese privilegio, solía comer en el chigre o bar, casi siempre en el mismo, en el que generalmente el dueño era descendiente de su pueblo, o en del amigo. Todos los comercios hacían "caja", que también ya las había registradoras, pues era el día de los recaos, de comprar el suministro de la semana, de la ropa, del calzado..., de todas las necesidades familiares. Era el día grande del comercio, el día que más dinero se movía y sin tener que ir al "banco". ¡ Qué tiempos aquellos, y qué recuerdos!

El mercáu ya no es como antes, pero no sólo en Colunga, es en todos los sitios. Las comunicaciones y los vehículos particulares, con los que nos podemos mover libremente cualquier día de la semana, así como la abundancia de comercios y supermercados en la zona, así como la mayor calidad de sus productos a igualdad o a precios inferiores, entre otros factores sociales y formas de vida, han hecho disminuir los mercados con menos asistencia de público y en  horarios reducidos de mañana.

Había mucho menos dinero, menos productos, menos variedades, más alegría, más seriedad, podía haber escasez o abundancia, pero el mercáu de Colunga era un buen mercáu, y el dinero, según decían los vieyos, corría. Nadie empleaba la palabra crisis, que parece la culpable de todo lo que tenemos a nuestro alrededor, de que casi todo está prohibido, de que nada va bien o casi todo mal, según nos quieran dar a entender en cada momento, bueno, según interese.  No era como ahora que todo va muy rápido, sin tiempo para nada, ni para charlar o hacer amigos. Y el mercáu de Colunga, tiene tradicción, tiene años. Basta recordar que ya se remonta al siglo XIII, según indica la Enciclopedia de Oviedo en Historia de Colunga, cuando Alfonso X funda la Puebla de Colunga, siguiendo la política repobladora de la Corona de Castilla. Así, la villa de Colunga pasa a ser cabecera económica y administrativa de su alfoz, y contaba y sigue contando con mercado semanal los jueves.

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