El Pazo de Padriñan, también conocido como Pazo do Virrey, está situado en la zona alta de Sanxenxo, localidad turística gallega enclavada en las rías Bajas, en la provincia de Pontevedra. La construcción del Pazo, está fechada en la 1ª mitad del siglo XVIII, entre 1710 y 1758 y según Fray José Crespo, su fundador fue D. José Sarmiento Valladares, último Virrey de Méjico con los Austrias y primero con los Borbones.
De estilo barroco, consta de planta rectangular, compuesta de bajo y piso, torre almenada y dos fachadas orientadas al Este y al Sur, con balcones de piedra y barandillas de hierro fundido y dos escudos heráldicos. La finca cuenta con hórreo y palomar de forma circular, ambos de piedra.
En el piso bajo del Pazo al que accedemos por camino de tierra, entre cañas de bambú y sin apenas luz, está situada esta variopinta Taberna, diferente, exótica, exquisita, antigua, de fantasia, de película de otra época. No tiene carteles, ni anuncios, ni letrero, ni cartas de menús y mucho menos camareros. Su propietario, cocinero, camarero, relaciones públicas, trabajador del huerto..., es Antonio Acuña, que popularmente conocido como Toñito es descendiente directo de los fundadores del Pazo.
Toñito, después de numerosos episodios, colgó las botas de montañero, de aventurero, de explorador, de viajero, de personaje universal..., y se refugió en el fondo del jardín de su casa familiar, en el Pazo de Padriñán, que hasta el año 60 del siglo pasado y durante treinta años, fue incluso Escuela Pública Nacional. Persona culta e inteligente, con conocimiento en muchos campos y facetas, muy especialmente en gastronomía y vinos, además de ser un profundo experto en plantas medicinales y micología, es un agradable y afable comunicador y conversador.
Su Taberna diferente a todo lo que nos podamos imaginar, no tiene nada que ver con ninguno de los muchísimos establecimientos que hay en Sanxenxo, es otra cosa, algo difícil de explicar- Ha creado un especial y agradable ambiente entre impresionantes telas de araña, gramófonos del año 45 del siglo pasado, relojes de varios tipos, altares, santos de piedra, estampas, antiguos billetes de bancos mundiales, viejos libros, antiquísimas lámparas, aperos de labranza, pieles de serpiente, la esfera del mapa mundi y música de todos los lugares, mucha música, mucha fiesta..., todo ello iluminado por unas pocas velas y algunas luces que casi intimidan, lo que le hace parecerse a un desván donde los techos casi acarician nuestros pensamientos.
El buen ambiente es a cualquier hora, pero el bueno, el selecto, el especial es a la noche. Es un lugar para fiestas diferentes, especialmente las cenas de empresa y las despedidas de solteros y también de casados, con espectáculo incluído.
Al final de la tarde y a la noche en verano, puentes o fiestas, es fácil encontrarse con conocidos políticos, con cantantes y roqueros famosos, con artistas, con toreros, con músicos, con importantes empresarios y con aristócratas y miembros de familias reales que pasan unos días en Sanxenxo y acuden al Pazo a tomar el popular mojito preparado con protocolo y sumo mimo por Toñito, donde la menta y el limón para elaborar el combinado se recogen en el huerto a cualquier hora del día o de la noche.
La bodega de Toñito es muy antigua, con una gran variedad de vinos, donde los riojas, riberas y albariños tiene sitio especial. Y la gastronomía diferente. El bogabante a la brasa, la lubina, centollos y todo el marisco en general, tienen sitio en este pequeño templo gastronómico. Importantes son las carnes exóticas, tales como capacho de reno, turnadó de cebra, canguro, Ñú, Kudú, Bisonte..., para las que las sales se traen del Himalaya o de Gales, acompañadas de verduras y especies de la propia huerta y de otros productos que vienen de todo el planeta. En la cocina se trabaja con tiempo, con tino, con ganas, con cariño y con leña adecuada.
Especialmente hizo famosa la Taberna de Toñito la Entomofagia, palabra que remite a la ingesta de insectos y arácnidos en general como alimento. Hasta hace unos pocos años, eran frecuentes estas especies en comidas de despedidas de solteros y de casados, donde eran la parte importante del menú. Aquí se comieron hasta hace poco tiempo y la prensa nacional dio fe de ello, percebes rellenos de gusanos chinos, hormigas de Colombia muy sabrosas en las que su parte delantera sabía a cacahuetes y la trasera a miel, escarabajos tailandeses, tarántuñas africanas..., que eran una buena fuente nutritiva de sabor. Para las comidas y cenas del Pazo, la compra se efectuaba en Barcelona y el envío se lo hacían por avión a Vigo o Santiago.
Y esta taberna de Toñito en Padriñan es el Sanxenxo rural, es más Sanxenxo, es otro Sanxenxo. Conocí a Toñito hace unos cuantos años cuando estuve de Jefe de Prensa del Pontevedra Club de Fútbol y desde entonces, no falto a la cita periódica con mis amigos en la taberna del pazo de Padriñan. Y mis amigos de allí, tampoco faltan a la cita anual en La Curuxa del Sueve. Conocen Colunga y nuestras playas, comieron fabada en Colunga, probaron les llámpares en Lastres, bebieron sidra y se alojaron en Carrandi y caminaron por el majestuoso Sueve, esa montaña con encanto para orgullo de los colungueses.
Y Sanxenxo es muy bonito, con microclima especial, preciosas playas de fina arena, buena comida, exquisito vino albariño y buena gente. Saludos a todos.
saludos de TOÑITO.
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